viernes, 9 de noviembre de 2012

Los espíritus también lloran (parte 5)


¿Cómo puedo ayudarle? Es de noche. Nathaniel ya está durmiendo. No lo pensé antes de hacer la promesa... Mierda, mierda, mierda... Puedo intentar aprender a tocar objetos... ¡Claro! Como en aquella película tan antigua... Ghost. Sí, esa. En la que Patrick Swayze muere y debe ayudar a Demi Moore en algunas cosas. Qué bien me vendría un DVD fantasma o algo así. Intento recordar cómo lo hacía... Se encontraba a otro espíritu en el metro que le sorprendía rompiendo un cristal de un vagón, por lo que vuelve al día siguiente y le pregunta cómo lo hace. Algo así... Recuerdo que decía que la energía debía de salir de la boca del estómago... Eso haré. ¡Lo intentaré! Por Nathaniel...
Me coloco frente a un lápiz que hay en la mesa del salón y reúno todas las fuerzas que pueda tener un espíritu. Oh, Dios... Soy un espíritu... Intento tocar el lápiz pero lo atravieso. Mierda... Venga, Gwen... No debes dejarlo a la primera. Además, no tengo sueño... ¿Los espíritus duermen?

Llevo dos horas frente al dichoso lápiz. ¡No lo conseguiré nunca! Suspiro fuertemente (si se le puede llamar suspirar) y salgo a la calle. Miro a todas partes. Hay poca gente, pero parecen felices. No saben la suerte que tienen de estar vivos... Miro a una pequeña niña sentada en un banco. ¡Qué linda! Está jugando con su muñequita. Me acerco a ella para mirar qué hace. La niña mira donde estoy y sonríe.
-Hola –dice risueña-. ¿Cómo te llamas?
Miro detrás de mí. No hay nadie más aparte de mí.
-¿Es... es a mí? –Le digo algo aturdida.
-Claro. Yo me llamo Claire.
-Yo... Gwendolyn. Llámame Gwen.
-¿Cuánto tiempo llevas muerta? –Dice Claire.
-Pues... no lo sé concretamente, pero unos cuatro o cinco meses.
- Ah, qué bien. Una chica nueva. ¡Danny, Paul, venid!
Como de la nada, aparecen dos chicos prácticamente idénticos. Deduzco que son gemelos. Altos, morenos, piel pálida y bastante guapos. Me suena muchísimo su cara... Bah, ¿qué más da? Sonríen.