¿Cómo puedo ayudarle? Es de noche. Nathaniel ya está
durmiendo. No lo pensé antes de hacer la promesa... Mierda, mierda, mierda...
Puedo intentar aprender a tocar objetos... ¡Claro! Como en aquella película tan
antigua... Ghost. Sí, esa. En la que Patrick Swayze muere y debe ayudar a Demi Moore en algunas cosas. Qué bien me
vendría un DVD fantasma o algo así. Intento recordar cómo lo hacía... Se
encontraba a otro espíritu en el metro que le sorprendía rompiendo un cristal
de un vagón, por lo que vuelve al día siguiente y le pregunta cómo lo hace.
Algo así... Recuerdo que decía que la energía debía de salir de la boca del
estómago... Eso haré. ¡Lo intentaré! Por Nathaniel...
Me coloco frente a un lápiz que hay en la mesa del
salón y reúno todas las fuerzas que pueda tener un espíritu. Oh, Dios... Soy un
espíritu... Intento tocar el lápiz pero lo atravieso. Mierda... Venga, Gwen...
No debes dejarlo a la primera. Además, no tengo sueño... ¿Los espíritus
duermen?
Llevo dos horas frente al dichoso lápiz. ¡No lo
conseguiré nunca! Suspiro fuertemente (si se le puede llamar suspirar) y salgo
a la calle. Miro a todas partes. Hay poca gente, pero parecen felices. No saben
la suerte que tienen de estar vivos... Miro a una pequeña niña sentada en un
banco. ¡Qué linda! Está jugando con su muñequita. Me acerco a ella para mirar
qué hace. La niña mira donde estoy y sonríe.
-Hola –dice risueña-. ¿Cómo te llamas?
Miro detrás de mí. No hay nadie más aparte de mí.
-¿Es... es a mí? –Le digo algo aturdida.
-Claro. Yo me llamo Claire.
-Yo... Gwendolyn. Llámame Gwen.
-¿Cuánto tiempo llevas muerta? –Dice Claire.
-Pues... no lo sé concretamente, pero unos cuatro o
cinco meses.
- Ah, qué bien. Una chica nueva. ¡Danny, Paul,
venid!
Como de la nada, aparecen dos chicos prácticamente
idénticos. Deduzco que son gemelos. Altos, morenos, piel pálida y bastante
guapos. Me suena muchísimo su cara... Bah, ¿qué más da? Sonríen.