Abro los ojos y doy un salto que me reincorporo en
medio segundo. Miro a todas partes. Estoy en mi habitación, en mi cama.
Resoplo. Maldito sueño... Me toco la cabeza. Me duele muchísimo. Aún puedo
notar el frío de la nieve en mi espalda mientras Nathaniel me abrazaba y
lloraba cuando me despedía. ¡Uf! Qué pesadilla tan horrible... Miro al frente.
Nathaniel está al piano. Sonrío al verle allí. Me levanto de la cama
lentamente. ¿Se habrá dado cuenta de que me he despertado? Me acerco a él. Le
voy a dar un abrazo, pero mis brazos le atraviesan. ¿Pero qué narices...? Me
alejo de él lentamente, muy asustada. Me miro las manos. Miro al espejo que hay
junto a la puerta. Grito. No... No estoy reflejada en él. Pero eso significa
que soy... Que estoy... Que realmente no fue un sueño... Ha pasado realmente...
¿Es eso posible? ¿He... muerto?
-Gwen... –Le miro esperanzada. Puede ser que note mi
presencia. ¿Sabe que estoy aquí?-. Me prometiste que siempre estaríamos
juntos... pero te has ido –murmura Nathaniel. No puede verme. Me entristezco
aún más-. ¿Para quién tocaré ahora el piano? ¿Quién cantará para mí? –Le miro
muy triste... Nathaniel, lo siento mucho...-. Sé que te prometí que intentaría
seguir mi vida... pero no puedo –toca unas notas en el piano. Suena a nuestra
canción. Para de tocar y me acerco a él. Me siento a su lado en el piano. Le
recorren un par de lágrimas por las mejillas. Me da muchísima pena verle así-.
Me prometí a mí mismo que no volvería a hablar... solo. Pero no lo consigo.
Quiero creer que estás aquí... Por eso te he vuelto a tocar el piano. Perdona
que no haya tocado en cuatro meses. Lo siento... -¿Cuatro meses? ¿Cuánto hace
que... pasó eso? Miro por la ventana. No hay nieve y los árboles están en flor.-.
Vaya... ¿Qué día es hoy? –Parece un tono más alegre, pero forzado-. Es nueve de
mayo. En dos semanas justas es tu cumpleaños, Gwenny –sigue llorando
silenciosamente. Empiezo a llorar yo también. No sabía que los espíritus podían
llorar...-. Te echo de menos, Gwendolyn Taylor. Te haré una tarta por tu
cumpleaños. Te compraré algo... Quiero pensar que sigues aquí... ¡Gwen!
–Nathaniel rompe a llorar desconsoladamente. Me coloco a su lado y lloro con
él. No me gusta nada verle así.
-Nat... Aunque no me puedas oír, ni ver... Pienso
que he vuelto por algo en particular. Creo que debo ayudarte... –Sonrío
forzadamente. Me seco las lágrimas y me levanto-. Te prometo que te ayudaré a
seguir con tu vida. Palabra de Gwen.
Levanto mi dedo meñique y lo uno al suyo. Aunque él
no lo note, acabamos de hacer una promesa.
Esta historia me encanta. Es preciosa, espero que encuentren la manera de estar juntos o que al menos Nathaniel consiga ser feliz. ¡Sigue así!
ResponderEliminarBesos.
Sollozos En Mitad Del Bosque
Pensamientos De Adolescencia ∞